Aunque parezca mentira, en Somalia está totalmente prohibido ver acontecimientos deportivos y más si cabe celebrarlos. Un crimen que puede llegar a pagarse con pena de muerte en el país africano. Una de las razones por las que nadie celebró la victoria del Barça ante el Manchester United en público.
Pocos somalís se atrevieron a desafiar la prohibición de las milicias islamistas y celebraron en las calles de la capital, Mogadiscio, la victoria del Barcelona frente al Manchester United en la Liga de Campeones.
Ver acontecimientos deportivos está considerado un crimen que puede pagarse con la muerte si los aficionados son sorprendidos por las milicias de Al Shabab, la rama somalí de Al Qaeda, que controla amplias zonas de la capital y el sur del país.
Nur Osman, un seguidor del Barcelona, celebra el triunfo de su equipo al otro lado de la calle en Hamarweyne, en Mogadiscio, al grito de "¡David Villa, David Villa!".
Osman no pudo ver el partido en televisión por el miedo de que los islamistas vean la antena parabólica y pongan una bomba en su casa, pero siguió el encuentro a través de Internet.
"No pude dormir en toda la noche; estuve celebrándolo solo en mi habitación, recibiendo mensajes de todos mis amigos", explica Osman, admirador incondicional de Leo Messi, autor de uno de los tres tantos que dieron la Copa de Europa al Barcelona.
Las tímidas celebraciones se reducían al parque Hawotoko de Mogadiscio, donde los jóvenes se reúnen para jugar al fútbol, con los gritos de "¡Viva Barça!" que los seguidores azulgrana lanzaban a los pocos aficionados del Manchester United que tuvieron humor para acudir al campo.
Otros, sin embargo, como Habeeb Hassan, un policía de 23 años que tiene una parabólica en su casa, celebró la victoria disparando su fusil al aire al grito de "¡Viva Barça!", vestido con la camiseta del número 7, David Villa, que sentenció el encuentro con el tercer gol.
Pese a la prohibición, los seguidores encontraron la manera de seguir el partido. "No tengo ni parabólica ni Internet, pero mis amigos me estuvieron manando mensajes sobre cómo iba el partido", explica Abdigader Dirie, aficionado del Barcelona.
"El partido era entrada la noche aquí en Mogadiscio, y a partir de las cuatro de la ciudad de se queda desierta por la inseguridad, así que no pude ir a casa de ningún amigo a ver el partido, añade Dirie.
Pese a que los islamistas han matado a decenas de personas y azotado públicamente a otras tantas en los últimos años, los somalís no han dejado de seguir a sus equipos de fútbol. Eso sí, en la clandestinidad.
Fuente: http://es.eurosport.yahoo.com
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