Un hombre de 46 años se arrancó los ojos en la localidad de Viareggio, en el norte de Italia, durante el servicio religioso que se celebraba en la catedral de San Andrea, informaron fuentes policiales. Según la policía, el hombre explicó al personal sanitario que le atendió que "una voz" le había dicho que lo hiciera.
Este ciudadano, de 46 años, nacido en Inglaterra y residente desde hace muchos años en esa localidad de la Toscana, asistía a la misa y de pronto "se levantó, empezó a gritar, y se arrancó los ojos con sus propias manos". Fue trasladado al cercano hospital Versilia, donde fue operado de urgencia, sin que los médicos pudieran hacer nada por evitar que se quedara ciego.
La policía informó de que el hombre, cuya vida no corre peligro, se encuentra actualmente en la unidad de psiquiatría del hospital, a la espera de que se le haga un examen para comprobar su estado mental.
Horas después del suceso, su madre relató que estaba con él en misa cuando su hijo "se tiró al suelo y empezó a pegarse cabezazos contra el suelo. Tenía la cara llena de sangre. Yo no entendía lo que ocurría. No decía nada", refirió.
El doctor Gino Barbacci, médico de urgencias del hospital de Versilia que prestó los primeros auxilios al individuo, aseguró que para hacer una cosa semejante "hace falta una fuerza sobrehumana" y que en 26 años de profesión no ha visto una cosa igual, informan los medios italianos.
Barbacci añadió que el hombre llegó consciente a urgencias en una ambulancia junto a su anciana madre y que "no se quejaba, ni parecía que sintiera dolor, a pesar de que su cara era una máscara ensangrentada".
El médico explicó que le preguntaron su nombre y que el hombre respondió correctamente. Después le inquirieron por qué se había arrancado los ojos a lo que contestó en voz baja: "Me lo ha dicho una voz", para después quedar en silencio.
"No ha dicho una palabra más, ni se ha lamentado", añadió el doctor que lo describió como una persona aparentemente normal. Los medios italianos aseguran que el hombre estuvo en tratamiento por problemas psíquicos, pero decidió no tomar más los fármacos que le habían recetado los médicos.
Este ciudadano, de 46 años, nacido en Inglaterra y residente desde hace muchos años en esa localidad de la Toscana, asistía a la misa y de pronto "se levantó, empezó a gritar, y se arrancó los ojos con sus propias manos". Fue trasladado al cercano hospital Versilia, donde fue operado de urgencia, sin que los médicos pudieran hacer nada por evitar que se quedara ciego.
La policía informó de que el hombre, cuya vida no corre peligro, se encuentra actualmente en la unidad de psiquiatría del hospital, a la espera de que se le haga un examen para comprobar su estado mental.
Horas después del suceso, su madre relató que estaba con él en misa cuando su hijo "se tiró al suelo y empezó a pegarse cabezazos contra el suelo. Tenía la cara llena de sangre. Yo no entendía lo que ocurría. No decía nada", refirió.
El doctor Gino Barbacci, médico de urgencias del hospital de Versilia que prestó los primeros auxilios al individuo, aseguró que para hacer una cosa semejante "hace falta una fuerza sobrehumana" y que en 26 años de profesión no ha visto una cosa igual, informan los medios italianos.
Barbacci añadió que el hombre llegó consciente a urgencias en una ambulancia junto a su anciana madre y que "no se quejaba, ni parecía que sintiera dolor, a pesar de que su cara era una máscara ensangrentada".
El médico explicó que le preguntaron su nombre y que el hombre respondió correctamente. Después le inquirieron por qué se había arrancado los ojos a lo que contestó en voz baja: "Me lo ha dicho una voz", para después quedar en silencio.
"No ha dicho una palabra más, ni se ha lamentado", añadió el doctor que lo describió como una persona aparentemente normal. Los medios italianos aseguran que el hombre estuvo en tratamiento por problemas psíquicos, pero decidió no tomar más los fármacos que le habían recetado los médicos.
Fuente: Elmundo
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