La adicción a los videojuegos online ha llevado a una pareja china a ser
detenida después de que haya vendido a sus tres hijos para pagarse la
conexión casera a internet y de esta manera poder seguir jugando. En la foto, los acusados padres.
Los dos detenidos, Li Lin y Li Yuan, de 21 años, eran adictos a los
juegos online y necesitaban el dinero para recuperar la conexión a
internet, según la información recogida por varios medios chinos además
de para comprar videojuegos, a los que estaban enganchados.Ante la
imposibilidad de conseguir el dinero por otros medios, decidieron vender
a sus tres hijos.
Al parecer, y según el relato de las autoridades chinas, en 2009 la pareja vendió en el mercado negro a su hija, cuando no era más que un bebé, por 500 dólares. Poco después los dos detenidos hicieron lo mismo con su primogénito, aunque en esta ocasión la venta les reportó 4.600 dólares.
Visto el éxito, acordaron tener un tercer hijo por el que pidieron la misma cantidad de dinero, aunque en esta ocasión la operación les ha llevado a la cárcel después de que la madre de él se enterara de lo que estaban haciendo y fuera ella misma quien les denunciara ante la Policía.
Según informó la cadena ABC, la pareja se conoció, como no podía ser de otra forma, en un cibercafé, donde ambos acudían para jugar. Poco después de tener a su primer hijo, ya le dejaron solo en una ocasión en casa para irse a jugar a 30 kilómetros de distancia.
Al parecer, y según el relato de las autoridades chinas, en 2009 la pareja vendió en el mercado negro a su hija, cuando no era más que un bebé, por 500 dólares. Poco después los dos detenidos hicieron lo mismo con su primogénito, aunque en esta ocasión la venta les reportó 4.600 dólares.
Visto el éxito, acordaron tener un tercer hijo por el que pidieron la misma cantidad de dinero, aunque en esta ocasión la operación les ha llevado a la cárcel después de que la madre de él se enterara de lo que estaban haciendo y fuera ella misma quien les denunciara ante la Policía.
Según informó la cadena ABC, la pareja se conoció, como no podía ser de otra forma, en un cibercafé, donde ambos acudían para jugar. Poco después de tener a su primer hijo, ya le dejaron solo en una ocasión en casa para irse a jugar a 30 kilómetros de distancia.
Fuente: la razon
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